La habilidad de sentir la aspereza de la tierra, la suavidad del algodón, el calor del sol en nuestra piel, el peso sobre nuestro cuerpo… miles de millones de sensaciones que son captadas por uno de los sentidos más importantes: el tacto.
Valiéndose del órgano más extenso de nuestro cuerpo, el sentido del tacto es la ventana para sentir centenares de estímulos, generando una respuesta casi inmediata. ¡Incluso estímulos dentro de nuestro propio cuerpo! Por eso, aquí te hablaremos un poco más sobre el increíble sentido del tacto, una de nuestras principales fuentes de información.




¿Qué es?
Solemos asociar este término únicamente a nuestra capacidad de sentir y tocar cosas con nuestras manos, pero no es así. El tacto es la habilidad sensorial de captar estímulos a través de toda nuestra piel. Esto se hace cuando un elemento entra en contacto con cualquier órgano que cuente con la presencia de piel, principal órgano de este sistema. Mediante el sentido del tacto podemos determinar la espacialidad de nuestro entorno, erguirnos y desenvolvernos.
También nos permite interpretar características como las texturas ásperas, suaves, rugosas, duras y lisas. Sorprendentemente, el tacto es susceptible al nivel de presión del lugar en que el individuo se encuentra.
Entre otras cosas, también interpreta estímulos como la temperatura, y algunos científicos afirman que las sensaciones como la picazón o el dolor son estímulos que caen dentro de su umbral. Al mismo tiempo, la piel funciona como alerta para determinar si un individuo se encuentra en amenaza, y envía una respuesta casi inmediata al cerebro.
Partes del sentido del tacto
La capacidad de percibir estímulos a través del sentido del tacto reside en la dermis, la segunda capa de la piel. Si bien este extenso órgano es el principal del sistema, en la dermis se encuentra una serie de terminaciones nerviosas responsables de percibir los estímulos. Estos son:
- Corpúsculos de Pacini: Se encuentran en la dermis, en la estructura ósea y los intestinos. Gracias a él se reciben los estímulos ligados a la presión y el tacto.
- Corpúsculos de Krause: Gracias a estos receptores que residen en la dermis se puede percibir el frío.
- Corpúsculos de Ruffini: Si bien se desconoce su función, estas terminaciones poseen una compleja red nerviosa conectada a la red neuronal de todo el cuerpo.
- Corpúsculos de Meissner: Son las terminaciones más susceptibles al tacto, y su presencia es dominante en zonas puntuales como las yemas de los dedos y la punta de la lengua.
- Corpúsculos de Golgi: Su función es la recepción de información relacionada a la tensión del tejido muscular, donde suelen estar ubicados más frecuentemente.
¿Cómo funciona?
Los estímulos son captados por las terminaciones nerviosas ubicadas en la capa de la dermis. Cuando un elemento entra en contacto con la piel, los estímulos son interpretados por los corpúsculos según su naturaleza. La información se envía a través de la red neuronal hasta el cerebro, donde se genera casi una respuesta repentina.
Las miles de texturas y sensaciones que creímos que estaban en nuestras manos yacen sobre toda nuestra piel, un órgano extenso que nos abre a diferentes estímulos gracias a este maravilloso sentido.